Habrás oído en muchas ocasiones que la gran ventaja de ser usuario de coche eléctrico es que el ahorro en gastos de mantenimiento es considerable. Sin embargo, muchas personas se preguntan qué aspectos influyen en esa promesa de ahorro. A continuación, te exponemos cuál es el mantenimiento de un coche eléctrico para que puedas comprobar todas sus ventajas a la hora de pasarte a la movilidad eléctrica.
Tabla de contenidos
La mecánica
Debido a cuestiones técnicas, un coche eléctrico está diseñado con una mecánica más simple que la que puede tener cualquier vehículo de combustión.Los coches eléctricos prescinden de la revisión periódica de muchos componentes ya que no requieren cambios de aceite, bujías, embrague, tubo de escape o filtros del combustible, entre otros.
En el diseño de un vehículo eléctrico los elementos básicos que componen la tracción eléctrica como el propio motor eléctrico, la electrónica de potencia o el cargador de abordo, no necesitan ningún tipo de mantenimiento. A causa de la sencilla tracción eléctrica, se reducen notablemente las temperaturas, las vibraciones y los elementos en movimiento, lo cual aumenta la vida útil del vehículo. Lo único que cabe tener en cuenta es el líquido refrigerante, cuya composición es muy similar a la del líquido anticongelante de los coches de combustión. Se debe sustituir de forma periódica y atendiendo a las recomendaciones del fabricante ya que es esencial para el mantenimiento y cuidado del motor eléctrico y la batería.
La batería
Cuando hablamos de gastos de mantenimiento en un coche eléctrico, el principal componente del que nos podemos parar a hablar es de la batería. Aún así, no se trataría de un mantenimiento propiamente dicho, si no de un cambio, ya que la batería se degrada por su uso.
Uno de los principales factores que afectan a la degradación de una batería de iones de litio son los ciclos de carga, la potencia de carga/descarga, los límites/profundidad de carga/descarga y la exposición a altas temperaturas. Por ello, se recomienda que no se cargue el vehículo con el enchufe que suele ir de fábrica, sino que se cargue con un cargador específico que respete los ciclos de carga recomendados.
Por una parte, lo habitual es que se cargue entre un 30% y el 80% de su capacidad total, de esta forma estaríamos evitando descargas profundas (0%) y cargas totales (100%). Por otra parte, para cuidar la batería se aconseja mantener el vehículo en unos espacios que respeten una temperatura de 15 y 35 grados. La razón es obvia: la energía que impulsa a un vehículo eléctrico es posible gracias a una reacción química y, como cualquier reacción química, la temperatura le afecta sustancialmente.
Los neumáticos
Respecto a los neumáticos, los factores ambientales y el estilo de conducción son los que en gran medida marcan la diferencia. Los coches eléctricos padecen un desgaste adicional debido a las deceleraciones cuando entra en funcionamiento la recuperación de energía, aumentando el desgaste.
Sin embargo, la recomendación media es que se realice un cambio aproximado cada 2 años o cada 30.000 km, aunque si hablamos de un coche totalmente nuevo, puede alargarse a los 5 años desde su fabricación. En cuanto al tipo de neumático, no existe hasta la fecha ninguna normativa legal que obligue al uso de unos neumáticos específicos para coches eléctricos. Algunos modelos cuentan con neumáticos más altos y con una banda de rodadura más fina para soportar mejor el peso de la batería pero no es algo determinante. Únicamente deben sustituirse por unos con una medida homologada, cumpliendo con el índice de carga y de velocidad máxima recomendando.
Otros componentes
Por una parte, los líquidos, pastillas y discos de freno sí requieren de un mantenimiento en un coche eléctrico. Lo que también es cierto es que su desgaste es mucho menor que en un vehículo de combustión ya que los coches eléctricos cuentan con frenada regenerativa. La frenada regenerativa es un dispositivo o sistema que permite reducir la velocidad transformando parte de la energía cinética en energía eléctrica maximizando la energía total que utilizan.
Por otra parte, siguiendo las recomendaciones de la Dirección General de Tráfico, se recomienda realizar un cambio de las escobillas de los limpiaparabrisas cada dos años aproximadamente. Esta estimación no se distingue para coches de combustión o coches eléctricos. En el momento en el que hacen ruidos o saltos en su puesta en marcha hay que reponerlas y siempre se aconseja que sea después de la temporada estival de cara a época de lluvias y uso más recurrente.
Como en los apuntes anteriores de mantenimiento, comunes a los de un coche de combustión, cabe hacer mención también al cambio de filtros del aire, a los amortiguadores, al tren de rodaje y a la tapicería del interior del vehículo, que sufrirán desgaste por uso y por el paso del tiempo. Se recomienda, en cualquier caso, seguir las recomendaciones que estén programadas por los propios fabricantes en los manuales de cada vehículo.
En definitiva, la principal preocupación para el cuidado de un coche eléctrico debe ser la comprobación periódica del correcto aislamiento de las conexiones entre batería y motor eléctrico. Como has podido comprobar, el resto no son más que ventajas si lo comparamos con el gasto de mantenimiento que supone un coche de combustión. De hecho, se calcula que el ahorro roza el 50%. ¿Todavía tienes dudas sobre si